La semana pasada, un bombero de A Coruña se negó a cortar la cadena que se había colocado a las puertas de la casa de Aurelia Rey para que no fuera desahuciada. Tras esto, volvió a su furgón y enseñó una pancarta de STOP Desahucios a la gente convocada frente al edificio. Sus superiores ya han informado de que no será sancionado. Desde el sindicato catalánde bomberos de UGT se ha publicado un comunicado estableciendo que "sólo realizarán la apertura de viviendas en casos de emergencia, como marca la ley". Han justificado esto diciendo que a quien sirven es al ciudadano, y que los intereses a los que se deben son los de estos últimos. Esta iniciativa se suma a la de los cerrajeros, que el año pasado decidieron no colaborar en más desahucios.
También, el día 22 los bomberos del CEIS Rioja y del Ayuntamiento de Logroño anunciaron la misma medida, apuntando que "como dice uno de los lemas esgrimido por nuestro colectivo en diversas manifestaciones, nosotros rescatamos personas y no bancos" y que "como bomberos, nuestra misión fundamental es la de salvaguardar la vida y los bienes de las personas en peligro, circunstancia esta que no se daba dicho día, y si se daba, consideramos evidente quién estaba en peligro y necesitaba de nuestra ayuda".
Todos los colectivos relacionados deberían negarse a colaborar. ¿Por qué ayudar a quienes echan a la gente de su casa? Al fin y al cabo, ¿qué tienen los bomberos, los cerrajeros o el personal judicial en contra de quienes no pueden pagar su mensualidad?, ¿en qué les beneficia a ellos echarles? Puede beneficiar a los bancos, pero, ¿a estos trabajadores? En absoluto. Hasta ahora estaban cumpliendo con lo que se les ordenaba, pero poco a poco todos empiezan a estar cansados de ver el sufrimiento de la gente. Como bien señalaban desde UGT, "sirven al ciudadano". A la gente, al ciudadano, a todos, no solo a los intereses de un banco.
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