Las desafortunadas declaraciones del Ministro.

   El Ministro de Interior se pronunció la pasada semana sobre el matrimonio homosexual, poco después de que el Supremo desestimara la propuesta presentada por su partido para cancelar la ley vigente sobre el tema. “Si nos oponemos al matrimonio entre personas del mismo sexo, no podemos usar argumentos confesionales. Existen argumentos racionales que dicen que ese matrimonio no debe tener la misma protección por parte de los poderes públicos que el matrimonio natural. La pervivencia de la especie, por ejemplo, no estaría garantizada” dijo convencido.

   Hasta donde yo sé, no es necesario estar casado para tener hijos. Además de que, claro está, el matrimonio no implica necesariamente tener descendencia. Y una última cosa que añadir: los homosexuales no tendrían hijos por métodos "naturales" aunque no se casasen (sin embargo, podrían adoptar o usar fecundación in vitro). Puede que el señor Ministro no supiese esto, quizás estudió en un colegio acorde con sus creencias donde no le explicaron bien estos asuntos. Quién sabe. 

   También añadió esto: “conozco el Parlamento y puedo decir que cuando se han aprobado determinadas leyes ha existido abdicación de las propias creencias, o increencia, pero no persecución. Si el 75% de la población española que se declara católica actuase en coherencia, determinadas leyes nunca se habrían aceptado”. ¿Ser católico implica no respetar las creencias ajenas, ni el derecho a la libertad de orientación sexual?, ¿puedo preguntar en qué parte de la Biblia está escrito que el derecho al matrimonio depende del género y no del amor?, ¿por qué la población católica debe negarse al matrimonio homosexual? La Iglesia acepta la homosexualidad, "siempre que no se llegue a la consumación". Dicho de otra forma: si eres gay puedes amar, pero no tener relaciones sexuales. Si esto es lo que opina una institución tan conservadora, ¿no debería ir el gobierno más hacia el centro?

   El Ministro se ha quedado solo públicamente, como pudimos ver cuando Iñaki Oyarzábal, secretario de Justicia, Derechos y Libertades del PP, calificó en Twitter las palabras del Ministro como “desafortunadas” y ha asegurado que “en nada vinculan al PP”.

   Purificación Causapié, Secretaria de Igualdad del PSOE, replicó en un comunicado que “no puede gobernar quien no cree en la Constitución y pretende imponer su moral al llegar a afirmar que existe un matrimonio natural y verdadero. (...) Es incomprensible que, en pleno siglo XXI, sea el ministro del Interior quien coloque la religión por encima del derecho de las personas a casarse con quien deseen”, y añadió que "sus argumentos son cercanos a épocas medievales".

   También la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, se pronunció sobre el asunto, ésta vía Facebook, publicando que cree que al Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz “se le ve el plumero reclama más religión y menos igualdad, más derechos para quienes profesan la religión católica y menos para los matrimonios entre otras personas del mismo sexo”. También criticó que Fernández Díaz “esté preocupado por la continuidad de la especie la verdad es que lo que le preocupa es la continuidad de la Iglesia católica más retrógrada”.

   No contento con las declaraciones sobre el matrimono entre personas del mismo sexo, Fernández Díaz decidió hablar también sobre el cambio de la asignatura de Religión promovido por José Ignacio Wert. “Las vigentes leyes educativas no respetan los acuerdos Iglesia-Estado en cuanto a la asignatura de Religión. La Religión, según esos acuerdos, no puede ser considerada una "maría", y debe tener el mismo rango que otras asignaturas fundamentales”, declaró. Es decir, que Religión debería tener la misma importancia que matemáticas o inglés. Esto obligaría a quienes no son religiosos y a quienes profesan otros cultos a estudiar tres o incluso cinco horas semanales esta asignatura. Quizás lo que esta equivocado es el acuerdo Iglesia-Estado y no la ley de Educación.

   En conclusión, quizás el Ministro de Interior debería preparar sus discursos y declaraciones próximas fuera de la capilla.