¿Volveremos
a la peseta? Una pregunta que asusta por el mero hecho de que tengamos que
formularla, ya que el proyecto europeo, a estas alturas, ya debería
ser tan sólido que la desaparición del Euro
o la vuelta a la antigua peseta de España fuese imposible.
Sin
embargo, pese a no ser ni recomendable ni el escenario más probable, es hoy más
posible que nunca. Ya se habla abiertamente de
que Grecia salga de la zona euro y vuelva a utilizar los
Dracmas, por ejemplo.
Si
España abandonara el Euro para volver a utilizar la peseta, no se anunciaría
con antelación, para evitar la fuga de capitales del país. Por tanto, de un día
para otro los ahorros en euros de los bancos se cambiarían en pesetas, con la
consecuente devaluación del ahorro, caída calculada en alrededor de un 40%, si
bien estudios llegan a valorar la pérdida de poder de compra del ahorro
en pesetas en un 60%. Para dar tiempo al sistema monetario a poner en
circulación la nueva peseta, los ahorros sufrirían un aislamiento temporal,
para evitar los movimientos de capital hacia el extranjero o
el aprovisionamiento de monedas euro en las casas.
Al
devaluar de forma dramática la nueva divisa española, siendo de golpe entre un
40 y un 60% más pobres respecto a nuestros vecinos ricos, el coste de nuestras
exportaciones se reduciría de forma extraordinaria y nuestras
empresas podrían exportar mucho más.
El
turismo sería el gran beneficiado, dado que a los extranjeros les sería mucho
más barato gastar en España. Sin embargo no seríamos un destino turístico
atractivo si el corralito produjera altercados sociales, lo cual es más que
previsible. Esta mejora del número de visitantes, por tanto, no se daría a
corto plazo.
Además
del efecto imprevisible que un cambio de estas dimensiones supondría, podemos
citar como grandes desventajas:
- Aumento de los costes de las empresas, dado que importar productos como la energía sería mucho más caro. La caída del PIB podría ser brutal.
- Empobrecimiento del ahorrador español tradicional que no ha sabido o podido proteger adecuadamente sus ahorros.
- Un país endeudado en euros con un déficit enorme (nuestros ingresos son inferiores a nuestros gastos), que necesita ajustes, se vería expuesto a la bancarrota automática si sale de la Unión Monetaria.
Mi
opinión es que este escenario no acabará pasando. Sin embargo, no
está de más que el ahorrador esté bien informado y tenga parte de sus ahorros diversificados
en productos financieros que le protegen de la vuelta a la peseta, como fondos
de inversión en divisas más fuertes que el euro, como el dólar o el franco
suizo.
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